Una vez avistado el edificio escolar aminoró su ritmo para recuperar el aliento e hizo el recuento habitual. Teniendo en cuenta que salió de casa a las ocho y cuarto y, como era de esperar a esa hora, perdió el autobús, se tuvo que dirigir corriendo a una velocidad considerable durante quince minutos hacia la escuela, pero si de algo podía estar orgulloso era de su físico, muchos días de entrenamiento con Stein habían curtido su cuerpo hasta adquirir una envidiable resistencia.
Incluso haciendo el trayecto a la carrera, tan solo fueron cuatro macetas las que casi le matan de un golpe en la cabeza, un perro que lo persiguió durante cinco minutos enteros sin razón aparente y dos coches que estuvieron a punto de atropellarlo a la vuelta de una esquina.
«Puede que me equivocara y al final tenga un buen día», pensó extrañado de la suerte que había tenido hoy. Eran la mitad de los accidentes que solía tener.
En este momento eran las ocho y media, se supone que la presentación da inicio a esta hora, pero como es costumbre en todos los institutos, estas reuniones a gran escala suelen retrasarse unos minutos, si se apuraba todavía podía llegar a tiempo.
—Sabía que tan buena suerte era algo raro… Aquí están los problemas que faltaban —Murmuró viendo la escena que tenía delante suya. Tres matones estaban metiéndose con una chica, llevaba el uniforme de su colegio, «¿qué demonios se creían?», era todavía muy temprano y ya andaban con estas cosas.
—Venga, anímate, vente con nosotros, no pasa nada por perder un día de clases. —Dijo el que parecía ser el líder de los otros dos.
—… —La chica no dijo una palabra ni se movió, debía de estar asustada, y por mucha rabia que le diera llegar tarde, Exa no podía permitir algo así.
—Tío, no tengo tiempo ahora para nada, es bastante tarde y ya estás viendo que no quiere ir con vosotros, no insistáis. —Interrumpió a los matones.
—¿Ha? ¿Acaso es tu novio o algo? —Le preguntó el matón a la chica.
—… —Seguía sin responder.
—¿Algún problema si lo soy? —Dijo Exa molesto.
CLANG CLANG CLANG.